La aparición del CD parecía que iba a reducir el consumo de papel, pues muchas de las informaciones tales como catálogos, listas de precios, etc. se distribuyen en formato de CD. Sin embargo, si se intenta calcular la cantidad de discos compactos que circulan y se observa que la mayoría de ellos son grabables solamente una vez, el resultado es que decenas de miles de CD son desechados cada día y, junto con ellos, los materiales que los componen, los cuales se pierden para siempre. El empaquetado, habitualmente estuches de plástico o cajitas de papel con plástico transparente (derivados de recursos fósiles), empeora la situación.
Aproximadamente cien mil CD quedan obsoletos cada mes y van a los vertederos e incineradoras porque simplemente, los datos que contenían dejan de ser útiles porque han caducado. Pero, mientras los datos pierden interés, el material plástico no lo hace. La base o soporte de CD y DVD es el policarbonato, un material que puede ser reciclado y reconvertido nuevamente en materia prima.